La Diablada Pillareña nació en la época
de la colonia española. Esta manifestación cultural, que en 2009 fue
declarada Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador,
convoca en enero a miles de personas quienes participan de las llamadas
"partidas" o comparsas tradicionales que recorren, en medio de danzas y
cánticos, las comunidades rurales hasta el centro de Píllaro.
La Diablada se asemeja a una liberación
ante las rígidas normas y la austeridad de la iglesia católica. Los
integrantes, de cualquier edad o procedencia, se disfrazan de diablos y
se introducen en la comparsa principal para unirse al festejo (el cual
tiene una duración de ocho horas) y es muy común ver a cientos de
turistas entremezclados en la algarabía. El origen real de esta
costumbre todavía es muy discutido pero entre las muchas leyendas que
circulan se cuenta una muy popular: cuando los terratenientes celebraban
el inicio del nuevo año, la servidumbre comenzó a utilizar disfraces de
diablo como una manera de apropiarse de la personalidad del personaje
odiado y discriminado con el que, debido a su situación en aquella
época, se sintieron identificados. En
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